Estamos continuamente ante detalles mágicos....pero muchas veces no somos capaces de verlos, aunque los tengamos delante mismo de nuestras narices, aunque los estemos tocando.... La cosa tan simple como coger un tomate para preparar una ensalada puede convertirse en algo especial si nos fijamos, si sentimos, y es que el tomate ya me decía algo: "mirame, mirame bien" .... y cuando me fije bien en él, con el cuchillo en la mano dispuesto a cortarlo en trocitos, me di cuenta ¡tenía forma de corazón! otra vez, como las
fresas o las
cerezas con las que me encontre hace un tiempo.
Y es que muchas veces sólo tenemos que prestar más atención a los detalles.
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